domingo, 11 de noviembre de 2007

SpongeBob


El gato no distingue la be de la uve.
no sabe interpretar la mente humana.
finge que entiende, para luego ir tan tranquilo a mear en mi almohada cuando yo estoy centrada en examinar los catálogos de canciones (también sirven las uñas),a ver si vienen a arañarme de una santa vez. después, cuando ya me he cansado de creer o me duelen las orejas, se encoge como una gallina y se pone a empollar los huevos que no tiene hasta que eclosionan.
me invita a tortilla francesa, pero el colchón sigue oliendo a pis, y las manchas grisáces que se forman con el fairy amenazan con inundar la cama y mandarnos al fondo.
todo esto, mirándome con cara de niño algo mongólico que no entiende por qué me empeño en dormir en su caja de la arena...

todo esto, mientras me pregunto cuánto debe absorber una esponja para convertirse en otra cosa.

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